Esta escultura representa el cuerpo de una mujer y la suave pendiente de una colina. Su cara es abstracta pero su mano figurativa, con grandes detalles. Es una de las siete esculturas monumentales de Henry Moore que ocupan la zona central de la plaza del Ayuntamiento de Valencia.
En el lugar en el que estan ahora dialogan en silencio unas grandes figuras de bronces, rompiendo el espacio con las formas que sintetizan algunos de los temas recurrentes del escultor: su fascinación por las mujeres reclinadas, su interés por la relación entre la madre y el hijo, por el paisaje rural y urbano o la tensión entre lo abstracto y lo natural. La exposición está organizada por la Obra Social La Caixa, en colaboración con la Fundación Henry Moore y el consistorio.
El escultor viajó a España en 1934 y se quedó deslumbrado por las pinturas rupestres de Altamira. Visitó a Picasso en su estudio mientras pintaba el Guernica. Horrorizado por los estragos de la Guerra Civil, realizó su primera litografía, Prisionero español, con la intención de venderla para ayudar a los prisioneros de guerra republicana refugiados en los campos de concentración de Francia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario